Alcoholismo, infidelidad y muerte.
Carlos Ramirez, México.
Mi niñez fue acompañada de mi familia, con mis padres y mis hermanos, en mi adolescencia mi madre nos abandonó, mi padre se refugió en el alcohol, siguiendo el ejemplo que tenía en casa, yo empecé a acompañar a mi padre a tomar.
Pasa el tiempo, conozco una chica, estamos a punto de casarnos, sin embargo terminamos nuestra relación.
Mi actual esposa es una chica que conocí desde mi infancia, empezamos nuestra relación dos años después de lo sucedido con mi relación anterior, al poco tiempo de casados concebimos a nuestro primer hijo, estamos muy felices, durante todo este tiempo yo seguía consumiendo alcohol.
Debido a mi alcoholismo tenía problemas en casa con mi esposa, me quedaba tirado en las calles.
Empecé una relación extramarital con una compañera de trabajo, en mi adulterio decía que lo menos importante en mi matrimonio eran mis hijos.
Mi hijo es diagnosticado con un tumor en el cerebro, cada vez más me refugiaba en el alcohol, mi hijo fue operado satisfactoriamente.
Mi hijo fue quien me invitó a ir a la iglesia, poco a poco Dios me liberó del alcoholismo, Dios fue trabajando en nuestra familia y en nuestras vidas, seguimos buscando la presencia de Dios cada día.
Pasado cinco años, en vigilancia constante del estado de salud de mi hijo, en el año 2013 el médico nos informa que el tumor había vuelto.
Mi hijo ya de dieciocho años, renuncia a cualquier tratamiento médico, falleciendo a los diecinueve años de edad.
Antes de morir mi hijo me dijo:
- Si estamos felices adoramos a Dios, si estamos tristes adoramos a Dios.
Fue un momento doloroso pero el Espíritu Santo, el Consolador estuvo con nosotros. Dándonos consuelo, nos reconfortó y también nos llevó a consolar a otras personas que habían pasado por una pérdida similar.
Agradezco a Dios por todo, porque si bien ha dolido, su gracia se ha derramado sobre nuestras vidas por el Espíritu Santo.
