Odiaba a Dios

Odiaba a Dios

Gina Gomez.

Mis padres eran alcohólicos, mi madre falleció cuando tenía cuatro años, la vecina que me cuidaba se convirtió en mi madrastra, ella me maltrataba, dejaba una lista de tareas que debía hacer para poder ir a la escuela, me golpeaba y me amenazaba.

Me preguntaba a mi misma por qué Dios permite que me pase todo esto, me decía a mi misma que si Dios realmente existía entonces yo lo odiaba.

Yo no tenía libertad, me controlaba absolutamente en todo, conseguí un trabajo, tenía que hacer las tareas domésticas, ir a la escuela, trabajar y seguir con las tareas domésticas. En ese entorno tuve una relación con un chico con quien tuve una hija, cuando la niña tenía dos años por diversas circunstancias me mudé de la casa de mi padre, antes de mudarme oré a Dios por primera vez en mi vida pidiendo su ayuda.

Con mi compañera de casa empecé una relación romántica, ella tenía conocimiento de magia negra, terminamos la relación, ella empezó a controlarme, me fui de esa casa a la casa de los padre de una amiga.

Por casualidad me encontré con una bruja, ella me lee la mano, me lee las cartas pero cuando ella está sacando más cartas, ella para de hacerlo, me dice:

  • Dios quiere hablar contigo.

Yo un tanto molesta le digo está bien, ella me dijo, Dios dice que te ama, que siempre ha querido ayudarte, Dios dice que tomes una decisión: aceptas su ayuda o yo te ayudo; yo dije no lo quiero, así que ella siguió con lo que hacía, medio una serie de instrucciones que tenía que hacer para que mi vida “cambiara”.

Me mudo donde otra amiga, esta chica hace brujería, así que yo la seguía, pero todo iba peor, otra amiga me invitó a un evento de su iglesia, fui me reconcilió con Dios, pero no volví a ir a la iglesia por que yo creía que como ya lo había aceptado ya estaba todo hecho, pero no, todo iba peor, estaba deprimida, mi hija tenía ataques de ansiedad, pasa un año mi amiga me vuelva a invitar al evento de su iglesia, yo voy, por que algo tiene que pasar me decía a mi misma.

Vuelvo aceptar a Cristo, yo tenía un dolor de espalda severo, de manera sobrenatural, Dios lo quitó cuando lo acepte, me sigo congregando, me enseñan a leer la biblia, me bautizó a los ocho meses de haber aceptado a Cristo, confieso que había hecho brujería y todo fue un procesó, Dios me acompañó en todo ese proceso, me sanó, redimió y transformó.

Dios me llevó a perdonar a mi madrastra, Dios me devolvió a mis estudios, a mi padre, mi identidad.

 Dios es fiel.

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Jesús es la Vida

En tiempos difíciles tenemos una única esperanza para continuar en la vida, creer en Jesús y en su promesa. Orando por nuestra salud y protección.

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