Michael Rivera.
Nací en una familia cristiana, desde muy pequeño iba a la iglesia, ahí conocí a una niña muy hermosa, empezamos como amigos, luego novios y actualmente es mi esposa.
Lamentablemente donde crecí no había muchas oportunidades que me permitirán establecer y formar una familia con mi novia, me uno al ejército, al año siguiente le pido matrimonio a mi ahora esposa, nos establecemos en los Estados Unidos, al ser parte del ejército me despliegan a otro país, para evitar repetir esa situación solicitó un cambio de puesto, nos mudamos a otro estado del país, debido a ello nos cambiamos de congregación, pero, desgraciadamente los pastores de esa iglesia debido a ciertas circunstancias son removidos de sus labores, por ello crece un enojo en mí, una desilusión y frustración por la situación.
Dejamos de congregarnos por un tiempo, ese transcurso nace nuestro primer hijo, me ascienden en el ejército, nos despliegan nuevamente, uno de los hombres a mi cargo me comenta que hay una chica interesada en mi, me dio curiosidad así que no lo comento con nadie, pero la curiosidad fue creciendo y al final, caí.
Al volver a casa con mi esposa, creí que todo sería normal, traté de hacer como si nada hubiera pasado, pero nada salió bien, discutía con mi esposa constantemente. Estando en una capacitación del ejército a horas de distancia de mi hogar mi esposa se entera de la relación extramarital.
Se me cae el mundo encima; si antes no habíamos terminado, ahora que ella se enteró, era el fin.
Oró a Dios, le pido que tenga misericordia de mí matrimonio, ayuno y oración. Dios nos dio la victoria, fue un proceso largo, doloroso pero logramos salvar nuestro matrimonio, Dios nos unió nuevamente, Dios nos bendijo con un segundo hijo después de todo lo sucedido, nos involucramos más y más en la obra del Señor y acá seguimos gozado de la libertad, el gozo y el amor que solo en Cristo hay.
